Es propia de las relaciones conocidas como tormentosas y se da tanto en parejas como en relaciones de cualquier tipo. La falta de autoestima junto con una gran deseo de dominancia y ciertas carencias en habilidades sociales son el germen de este tipo de relaciones tan poco saludables. La dependencia emocional es fácilmente reconocible por las constantes riñas, cambios de humor y en parejas muchas veces una recurrente sucesión de rupturas y reconciliaciones.
A pesar de que en ocasiones puede llegar a confundirse con amor, la dependencia emocional está dotada de un componente distintivo de perversión. Siendo común: reacciones de ira, rencor, manipulación, chantaje emocional y un sin fin de exigencias que convierten la relación en una maraña emocional de la que es difícil deshacerse.